13 55'N:25 01'W

Aun asi, acorde con mi rutina, me instale a sotavento, bajo la chubasquera, a comer mi manzanita y observar las novedades. El cielo estaba mucho mas claro de lo habitual. Ya no nos cubria la fina niebla del norte de Cabo Verde, que opacaba los astros y nos empapaba de humedad. Y la lunita cuarto menguante brillaba orgullosa iluminando la banda de estribor del Faith, a pesar de su flacura. La luz de navegacion de popa tambien parecia tener mas fuerza sobre la espuma de nuestra estela. Cuando de pronto, del medio de ese haz de luz veo venir un pez volador, como una flecha, decidido a estrellarse en mi cara. Apenas me dio para correr la cabeza cuando lo escucho pasarme zumbando y estrellarse contra la chubasquera! Alli aleteo un par de segundos y se hizo silencio.

Con mi pachorra habitual en las situaciones de emergencia, exacerbada por la somnolencia de la hora inadecuada, empece a buscarlo con la linterna, esperando que el muy sotreta no se hubiera mandado para la cabina. Busco bajo la chubasquera y no estaba por ningn ladoÉ Ilumino para adentro y bingo! Habia aterrizado en el piso de la cocina, esquivando por muy poco el sarten, que hubiera sellado fatalmente su destino. Lo agarre con un trapo y como aun aleteaba me apiade de el y lo devolvi al oceano, no sin antes advertirle: "esta vez fue catch and release, seguramente porque Capi esta durmiendo, pero si te haces el vivo de nuevo, cambio manzana por sushi!!!"

Y me quede meditando un rato en el cockpit, algo preocupado. Todos los antiguos marinos, salados y aguerridos, relataron sus encuentros heroicos con cachalotes, calamares gigantes, ballenas, tiburones, sirenas diab?--licas, y lo mio es realmente patetico: Me ataca un pez volador de 20 cm y por poco me noquea!